
En Dinero fácil en un camino difícil expongo una emoción continua y describo los cambios de un adolescente, que va en busca de la sobrevivencia por su conflicto personal con la miseria que azota a su familia y, se deja influenciar fácilmente por el entorno que lo abraza.
¿Por qué actualmente los jóvenes dejan de descubrir su verdad? Están engañados por una sociedad con un falso consumo en donde el SER se confunde con el TENER. Y esto provoca que la miseria se convierta en una hipoteca social para la violencia y el crimen porque la juventud no visualiza alternativas decentes para su vida. Piensa…”aquí nos mata la penuria o nos mata la policía”; “si los ricos y poderosos delinquen por avaricia ¿por qué yo no puedo delinquir por necesidad?
En la obra hay dos formas de valores opuestos: lo indecoroso de la sobrevivencia, surgida de la violencia y la falsa moral de los políticos que, en cada período electoral, comercializan con la miseria sicológica de los pobres, basada en falsas promesas de un “mejor mañana”.
Si se percibe que la política se ha convertido en la profesión del delito, la perversión del poder y la impunidad, también pensamos que la ceguera social es la capa del vicio y el conformismo. Por esto, el compromiso social de los gobiernos ha quedado limitado a la compasión por el aprovechamiento de esta situación.
Pero, lo peor de todo, es que la desdicha de la juventud panameña seguirá siempre y cuando no se ponga en práctica un desarrollo social sostenible, así como también la ejecución de un plan científico de resocialización para aquellos que hayan delinquido. Pero, también no hay dudas de que la base de la delincuencia es la falta de valores que ya ha dejado de ser un ejemplo en los progenitores. Y no solamente valores morales, sino también cívicos y espirituales
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